Llegan unas fechas preciosas para todos, pero son los más pequeños de la casa los que más las disfrutan. Es el momento de pedir deseos, de soñar a lo grande, de disfrutar del tiempo en compañía de la familia y también momentos de compras, compras y más compras.
Hace poco, mientras trabajaba en clase surgió una curiosa situación en la que los alumnos tenían que tomar una decisión:
En un escaparate había varios juguetes, entre ellos uno que me encantaba y que llevaba mucho tiempo esperando para tenerlo, también había mochilas, estuches, balones, etc. El dinero que tenía ahorrado, ¿para qué lo utilizaría?, ¿para comprarme el juguete o la mochila que me hacía falta porque la mía ya estaba algo rota? La respuesta fue casi unánime, “el juguete”, esa era su primera necesidad.
Qué importante es que nos sentemos con nuestros hijos y nuestros alumno, que tomen conciencia de todo lo que tienen y de ello, lo que realmente es necesario. ¡Claro que los Reyes Magos deben venir cargados de regalos!, porque han sido niños muy buenos todo el año, pero debemos prepararlos para que sepan valorar lo que tienen. Para ello, es importante que nuestras actitudes también lo hagan, no les ofrezcamos todo cuanto desean porque conseguiremos que estén siempre insatisfechos y se creen necesidades totalmente ficticias.Saber esperar, esforzarse para conseguir lo que deseamos y agradecer día a día lo que tenemos, deben ser los mejores regalos en estas fechas y todos los días del año.
Valorar las pequeñas cosas solo se aprende con el ejemplo, hagámosles ver lo divertido que es hacer una tarta con la abuela, leerle un cuento a la hermana, inventar un juego nuevo con los amigos, ir al cine con papá y mamá o recibir un abrazo de alguien que no ves hace mucho tiempo. No pasemos por alto estos momentos porque no los valorarán por sí solos si no les enseñamos. Hagamos especiales las pequeñas cosas.
También es momento de solidaridad, es tiempo de compartir y ser generosos. Enseñémosles que la generosidad no es dar lo que uno no quiere, sino lo que los demás necesitan aunque nosotros lo queramos. Donemos juguetes pero no como limpieza del cuarto de juego, sino de verdadera generosidad y recordémosles que otros niños los disfrutarán y por eso seguirán siendo juguetes valiosos, porque harán felices a los demás.
Hagamos estas Navidades una carta de Reyes diferente. Pidámosles a nuestros pequeños que elijan cosas que no se puedan encontrar en las tiendas. ¿Sólo tenemos deseos materiales? Ayudémosles a descubrir otras ilusiones, que busquen dentro de ellos para ver que desearían con el corazón. Estoy segura que nos sorprenderán.
Feliz Navidad a todos
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Almudena Muñoz.